En Chile, la derrota de los patriotas significó, como en otros países americanos, volver a la administración y al gobierno colonial, se abolieron todas las reformas realizadas por los patriotas.
Este período significó una fuerte reacción absolutista de parte de España, que concluyó con el sometimiento de las colonias sublevadas.
Mariano Osorio se instaló en el poder el 9 de octubre de 1814, pero lamentablemente su mandato fue sobrepasado por Vicente San Bruno, comandante del Batallón de Talavera, quien estableció los Tribunales de Vindicación que determinaron el destierro de muchos patriotas a la isla de Juan Fernández. No corrieron mejor suerte los que huyeron a Mendoza o fueron encarcelados en Santiago, pues se les confiscaron y remataron sus bienes mientras permanecían presos. Asimismo, San Bruno participó en un sangriento hecho, en el cual simuló dejar abiertas las puertas de la cárcel con el único objeto de que los patriotas aprovecharan esta oportunidad para escapar. Afuera les aguardaba un pelotón de fusileros que acabó con sus vidas.
Osorio reabrió la Real Audiencia, posteriormente la Real Universidad de San Felipe, y eliminó las instituciones creadas por los patriotas.
En diciembre de 1815, Osorio fue destituido del cargo de gobernador, siendo reemplazado por Francisco Casimiro Marcó del Pont.
En definitiva, tanto las acciones de Marcó del Pont como las del mismo Osorio contribuyeron a acrecentar el odio hacia los españoles.
Juntando
fuerzas
Mientras los realistas reconstituían su dominio en Chile, al otro lado de la cordillera, en Mendoza, comenzaban a formarse las tropas que invadirían el territorio chileno, las que estaban bajo el mando del coronel argentino Jose de San Martín. Este necesitaba apoyar la independencia de Chile para asegurar la de Buenos Aires, amenazada por las milicias realistas instaladas en Alto Perú (Bolivia). Las fuerzas de San Martín, compuestas por 4.000 hombres, cruzaron Los Andes por diferentes pasos, no solo con la idea de liberar a Chile, sino también de avanzar hasta la propia capital virreinal: Lima, y expulsar luego a las fuerzas ubicadas en el altiplano.
Una vez reunidos sus soldados en territorio chileno, San Martín ordenó atacar a los realistas que se encontraban en las faldas de la Cuesta de Chacabuco, derrotándolos el 12 de febrero de 1817, gracias a la acción conjunta de O'Higgins y del militar argentino Miguel Soler. Esta batalla significó el fin de los gobiernos monarquistas en Chile.
Mientras los realistas reconstituían su dominio en Chile, al otro lado de la cordillera, en Mendoza, comenzaban a formarse las tropas que invadirían el territorio chileno, las que estaban bajo el mando del coronel argentino Jose de San Martín. Este necesitaba apoyar la independencia de Chile para asegurar la de Buenos Aires, amenazada por las milicias realistas instaladas en Alto Perú (Bolivia). Las fuerzas de San Martín, compuestas por 4.000 hombres, cruzaron Los Andes por diferentes pasos, no solo con la idea de liberar a Chile, sino también de avanzar hasta la propia capital virreinal: Lima, y expulsar luego a las fuerzas ubicadas en el altiplano.
Una vez reunidos sus soldados en territorio chileno, San Martín ordenó atacar a los realistas que se encontraban en las faldas de la Cuesta de Chacabuco, derrotándolos el 12 de febrero de 1817, gracias a la acción conjunta de O'Higgins y del militar argentino Miguel Soler. Esta batalla significó el fin de los gobiernos monarquistas en Chile.
- En el periodo de Reconquista Española existieron dos gobernantes:
Gobierno de Mariano Osorio: (1814-1815)
Mariano Osorio |
Luego de Rancagua, Osorio ocupó Santiago, quedando
al mando del país con el título de gobernador. El propósito de las
campañas de reconquista había sido el de acabar con los gobiernos criollos y
restituir en todo su orden los principios coloniales de la administración
monárquica. En este sentido, la Reconquista representa una negación de las
reformas criollas y un castigo a los patriotas; en consecuencia aplicó una
política represiva. Se ordenó el arresto de las personas que habían tenido
notable actuación en los gobiernos patriotas; función policial que estuvo a
cargo del Batallón los Talavera, al mando del capitán Vicente San Bruno.La
persecución contra los patriotas también se dio en el aspecto económico.
En
este sentido, las medidas que se tomaron tendieron a castigarlos y a allegar
fondos para los gastos públicos. Osorio ordenó establecer una Junta de Secuestros,
con el fin de incautarse de los bienes de los patriotas y administrarlos
mediante arriendos entregados en remate mientras se decidían las causas de
aquellos.
En forma paralela a la persecución
política y económica, existió la preocupación por abolir las reformas criollas
y reimplantar las coloniales. Incluso muchas de las reformas fueron suprimidas
sin que mediasen órdenes específicas como fue el caso de la Ley de Libertad de
Vientres y el Reglamento de Libre Comercio. En otros aspectos se dictaron decretos
específicos como ocurrió con la supresión del Instituto Nacional, la Biblioteca
y las escuelas sostenidas por los conventos. Se restablecieron, en cambio, la
Real Audiencia y la Universidad de San Felipe.
En materia eclesiástica se restituyó al
obispo realista José Santiago Rodríguez Zorrilla, el pago de los derechos
parroquiales y la orden de continuar enviando dinero a Lima para el
funcionamiento de la Inquisición.
Gobierno de Casimiro Marcó del Pont: (1815-1817)
Casimiro Marcó del Pont |
Se creó un Tribunal de Vigilancia y Seguridad Pública para cumplir estas disposiciones y mantener el orden. Las actuaciones de este Tribunal fueron odiosas y dieron lugar a delaciones, espionaje y allanamientos; acciones que en su conjunto fueron provocando un profundo malestar en la población. En diciembre de 1815 llegó a Chile este nuevo gobernador, que en el ejercicio de su autoridad extremó más el rigor, provocando problemas con todos los niveles de la población chilena hasta provocar la insubordinación y la aparición de montoneras.
Por otra parte, agente enviados por los patriotas desde Mendoza incitaban a la resistencia y alentaban la esperanza de una pronta liberación. Entre estos hombres, destacó nítidamente Manuel Rodríguez, joven abogado que había actuado como secretario de José Miguel Carrera y que ahora era el enlace principal entre los patriotas de uno y otro lado de los Andes. Rodríguez, con su habilidad para mezclarse con la gente, burló a las autoridades españolas.
A comienzos de 1817 ya las montoneras pudieron llevar a cabo dos golpes de gran audacia y efecto. Dirigidas por Rodríguez, practicaron un asalto a Melipilla y unos días más tarde a San Fernando, terminando sus acciones exitosamente.
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